De nuevo en los octavos, el portero del PSG tuvo uno más, quizá no tan grotesco, pero que duda cabe que pudo hacer algo más en el tiro de Coman, que se le coló por debajo del cuerpo. Como ocurriera ante el Espanyol, el gol al filo del descanso elevó a unos y condenó a otros. El brasileño se coló hasta la cocina y a trompicones se plantó ante Ter Stegen en la antesala de un barullo de infarto.
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